jueves, 17 de enero de 2013

PANDEMONIUM

Por Salvador Montoya/Escritor
 
En la excepcional novela Nocturama, describe la escritora psicoanalista Ana Teresa Torres la vida de un personaje que busca saber quién es, en medio de una ciudad caótica y desenfrenada: “Leyó el diario sin ningún interés, daba noticias de un lugar que no significaba nada para él, pero al menos sabía el nombre de la ciudad. Nunca había estado en ella, no era sino un punto más en el mapa, sin embargo, era el punto en el que estaba” (Ana Teresa Torres, Nocturama, Caracas, Alfa, 2006, p. 6-7). La búsqueda de darle sentido a lo que vivimos nos sumerge en un pandemónium de luces y de sombras, de certezas y de dudas, de realidades y de espejismos. Ulises Zero, el héroe de la novela de Ana Teresa Torres gira en sus desaciertos, muda su voluntad, se cohíbe de utopías y descree de la justicia. Esos estados los vive la persona desmemoriada, afligida por no estar segura de sus valores y de sus principios. Un alma se convierte en pandemónium al exiliar la esperanza de sus actos. Afirmaba ese olvidado escritor marabino, genial y volcánico, Andrés Mariño Palacio que: “Si las inteligencias –como lo soñara Huxley en sus utopías- tuvieran en sus manos las riendas de la humanidad, quizás la vida sería un poco más simple en cuanto a experiencias y adelantos técnicos, pero ganaríamos muchísimo, ¡casi un Paraíso recobrado!, en cuanto a ejercicio de la vida por el mismo hecho de vivir” (Andrés Mariño Palacio, Ensayos, Caracas, Editorial Arte, 1967, p. 121). Ser un punto más en el mapa es doblegar la voluntad de vida ante lo mediocre. Por tanto, ejercer la vida buena es liberar las fuerzas creadoras de esperanza, es estar poseído por lo justo de lo humano: su espiritualidad triunfante.

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