Por Salvador Montoya/Escritor
Me encanta en gran manera la definición sencilla de mi maestro Enrique
Dussel sobre la política genuina: “La
política consiste en tener “cada mañana un oído de discípulo” ” (Ver 20 Tesis de política). Demuestra Miguel
de Unamuno en su maravilloso texto Del
sentimiento trágico de la vida que la búsqueda de la vida buena afina el
temple del alma. Oír como discípulo
significa ejercitar la mente inventiva. La gran poetisa Anne Saxton
escribió poesía por recomendación médica de su psiquiatra. Y fueron tan
excelentes sus versos desgarradores que pasaron a ser herencia literaria
mundial. Saxton pudo haber pasado su vida como una paciente más, pero se detuvo
a crecer en su creatividad, a lanzar sus incertidumbres, a preguntar sus dudas
y desaciertos para afinarnos el temple del alma. Oír como discípulo denota trabajar por una obra de beneficios
colectivos. El admirable y excéntrico pintor Armando Reverón realizó su
obra artística como una revelación ante un pueblo que con ceguera cultural
excluía entender que estamos hechos de luz. Y esa luminosidad nos hace enlazar
una hermandad verdadera. Oír como
discípulo designa comunicarse con la máxima creatividad. La inventiva se
trabaja de adentro hacia fuera. Por eso la exigencia es mayor cada vez más sino
envejeceremos mentalmente. El médico coloso Jacinto Convit se mantiene en acción,
a pesar de su avanzada edad y de sus enormes aportes al mundo de la ciencia. Ni los laureles, ni las derrotas, ni los errores,
pueden detener a quien quiere aprender a discipular su vida en los principios de
la sabiduría.
amigo esto es inspirativo y me invita a oir como discipulo y reventar mi creatividad, gracias por siempre.
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