miércoles, 21 de octubre de 2009

EL CABALLERO DE LA PAMPA PÚRPURA (fragmento de mi cuarta novela)

Tras haber sido derrotado en combate el caballero de la pampa púrpura en La Victoria, y tras haber fortalecido su espíritu en la cabalgata de regreso, se quedo en Zaraza como médico a expensas a que lo mataran sus perseguidores pero Pancho Lazo sabia que podía sanar la epidemia de la cólera. Se le vió llegar limpio y esmerado en su uniforme blanco, y con la insignia libertadora en la solapa y en el sombrero. Y cumplió a cabalidad la misión de cuidar a los enfermos y sin cobrar honorarios. Los pacientes se dividían entre soldados y llaneros valerosos. Cuando bajó de su caballo Regio miró al pueblo con la compasión de un santo. En ese año de 1902 Zaraza era una población de menos de 1200 personas y habían resistido y superado males homéricos; de hecho ese pequeño aglomerado de gentes pujantes volvió a la historia en 1829 pues reducida a cenizas en 1816 por las fuerzas militares patriotas dirigidas por Pedro Zaraza.Ya fuera en una casa amplia o en la misma calle desnuda y rústica el médico revolucionario atendía a los infectados. Nadie le dió la bienvenida y él tampoco la esperaba, se olvidó que tenía amigos en Zaraza y se olvidó que lo buscaban para asesinarlo. Era joven, altivo como el sol, inteligente y arrebatado por la insurgencia.

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