Por Salvador Montoya/Escritor
El científico Michio
Kaku en su libro asombroso Física de lo
imposible nos describe los desafíos
científicos que podrían ser resueltos en siglos o en milenios, y los imposibles
de alcanzar. Nos diserta sobre la teletransportación, la telepatía, las
travesías hiperespaciales, la precognición, entre otros asuntos relevantes. Kaku
logra reiterar un principio del conocimiento: queremos avanzar porque el conocimiento nos ayuda a entrar a una vida
más maravillosa. Jesús de Nazaret afirmó que: “¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave
de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo
impedisteis” (Lucas 11.52). Tener la
llave de la ciencia te hace capaz de entrar a tierras de proezas, vida en
abundancia y prosperidad. Sin embargo, debes tomar en cuenta que hay gente
experta en neutralizar tus esfuerzos, tu ánimo de conocer, tu actitud de
inventiva y de abrir las puertas de lo imposible. Por eso, quien no usa la llave de la ciencia se come la comida recalentada de la
historia. Jesús de Nazaret te insta a que uses la llave de la ciencia
porque ella te permite entrar a siete
portales de productividad: la
libertad de pensamiento, la imaginación creadora, la actitud visionaria, la
irreverencia frente a lo conocido, el interpelar los territorios temáticos del
conocimiento, los modos de interrogar la realidad y la criticidad-hermeneuta.
Cuando el sabio venezolano Humberto Fernández Morán se encuentra con el otro
sabio alemán Albert Einstein en la Universidad de Princeton, Albert lo anima a
que continúe estudios en Suecia, que en USA no tenía nada que aprender. El genio
de Einstein influyó sobre su aventajado discípulo Fernández Morán para
motivarlo a estudiar física y microscopía electrónica, saberes que luego darían
como resultado que Fernández Morán lograra uno de sus inventos: el bisturí de
diamante (Ver Hernández Fonseca, Juan Pablo / Valbuena, Henry. Humberto Fernández-Morán. Un científico
marabino de la talla de un diamante. Ediciones del Vice Rectorado Académico
de LUZ. Maracaibo, 2008). Einstein no le quitó la llave de la ciencia a
Fernández Morán, más bien se la pulió, le dio mayor lucidez. Vivir en
democracia, vivir en libertad, vivir el evangelio de Jesús exige usar la llave de la ciencia para profundizar en los valores que
nos hacen más humanos, y no en la destrucción de nuestros prójimos. Es la
ciencia de lo posible.
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