viernes, 4 de enero de 2013

GANANDO AL MUNDO

Por Salvador Montoya/Escritor
 
Es conocido que cuando el inmenso escritor Julio Cortázar supo de la muerte del Che Guevara, le escribió, con conmoción, un breve poema. En una de esas líneas decía: “Yo tuve un hermano/…mi hermano mostrándome/detrás de la noche/su estrella elegida/”. Estos dos hombres intentaron ganar al mundo de diversas maneras, y en ellas arriesgaron sus sangres, sueños, tragedias y utopías. Jesús de Nazaret expone que: “Pues, ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” (Lucas 9.25). El rabí de Galilea se pronuncia no en contra de ganar al mundo, más bien, hace énfasis interrogativo sobre el propósito, y si además ese camino te lleva a la destrucción y a la perdición. En el libro La carrera por ganar al mundo, Lowell Bryan y otros pensadores empresariales disertan sobre las estrategias para tener éxito bajo la economía mundial globalizadora. El hombre contemporáneo mantiene su deseo de conquistar y de dominar. La sabiduría de Jesús nos enfrenta con cuatro verdades para el hecho de estar ganando al mundo: Un ganador de mundo trabaja para beneficiar al mundo, un triunfador de mundo edifica para otros, un conquistador de mundo no se autoaniquila y un dominador de mundo lo mueve ideales de justicia y de hermandad. El economista Joseph Stiglitz, en su libro El precio de la desigualdad, analiza la división actual del mundo y cómo vamos a la destrucción si no reformamos el sistema de vida. Un desafío claro, quien quiera ganar al mundo debe apoyar caminos liberadores. Y esos senderos los transitan quienes siguen a Jesús y su sabiduría fulgurante, como estrella elegida de vida.

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