jueves, 3 de enero de 2013

EL GUSTO TRANSGRESOR

Por Salvador Montoya/Escritor
 
En un país democrático como el nuestro y que tuvo un pasado reciente dirigido por los códigos del mensaje populista es relevante establecer que todavía impera en muchos sectores de la vida nacional una lengua de la demagogia. El demagogo actúa como que si fuera él la historia, pregona su discurso como si los ciudadanos fueran carentes de conciencia y banaliza el diálogo de las ideas. El maestro Luis Britto García denomina esos actos como caldo de cultivo para una “explosión social” (Luis Britto García, La lengua de la demagogia, Caracas, El Correo del Orinoco, 2011). Se vive bajo demagogia al evitar reconocer las políticas públicas exitosas. Se vive bajo demagogia al creer que la verdad del país está anclada en las noticias de un solo canal informativo. Se vive bajo demagogia al aplaudir que se convierta el juego democrático en un envilecimiento colectivo. Y otro peligro criminal es que esos hechos crean un gusto por lo caótico, por las catástrofes: se está en expectativa constantemente de que el apocalipsis será inminente. Revela Bourdieu que el gusto social está establecido por dos aspectos: “el nivel de instrucción y el origen social” (Pierre Bourdieu, El sentido social del gusto, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010, p.231). Superar el abismo demagógico exige formarse un gusto transgresor de los paradigmas de la desigualdad social. Difunde el investigador venezolano Albornoz que: “¿Cuáles son los valores básicos y cuáles son las creencias esenciales del venezolano? En principio y en general son los que se apoyan en la doctrina de la Iglesia Católica” (Orlando Albornoz, La sociedad venezolana, Caracas, Editorial Arte, 1976, p.51). Albornoz concluye que ese mensaje católico diseña una mentalidad tradicionalista que desacelera la sociedad. Se vuelve pues demagógico. Dice el físico Wagensberg que: “Una revolución es siempre alguna clase de rebelión contra alguna clase de mediocridad”. Y la demagogia es mediocre, y al no destruirla los Tartufos de la historia le ganarán la batalla a nuestra inteligencia democrática.

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