Por Salvador Montoya/Escritor
Quienes fuimos a la escuela sabemos
que se nos enseñó de esta forma la historia universal: antigüedad, edad media y
modernidad. Sin embargo, ¿este esquema es científico? ¿Tiene argumentos sólidos
y legítimos para que sea la manera en que todos los países eduquen a sus
gentes? ¿Y si te digo que ese perverso esquema no es científico sino que es ideológico? En el 2005 salió a la
venta el libro Sociología de las
filosofías de Randall Collins. Este volumen de más de 1000 páginas entre
los muchos temas que abarca, es un peregrinaje
intelectual por la filosofía africana, árabe, europea, norteamericana,
asiática. No obstante, a América Latina sólo dedica una línea. En otras palabras, para el mundo “eurocéntrico” América Latina
no tiene filosofía y si no tenemos filosofía es porque según ellos no existimos,
ergo, estamos condenados a vivir como copias de sus sistemas de pensamiento.
Cuando se forjó el esquema de periodización en la historia universal, ¿sabías que
no participó ningún indio, ningún africano, ningún suramericano, ningún asiático?
Nadie habló de América Latina. En el
caso de la antigüedad, quienes inventaron
que los griegos eran la edad antigua fueron los románticos alemanes. Aunque cuando
leemos a Aristóteles, Heródoto, Platón todos esos griegos, afirman que sus conceptos
y enseñanzas están atravesadas por el pensamiento egipcio (Véase Martin Bernal y
su Atenas negra). Dos mil seiscientos años antes
de Aristóteles ya en Egipto existía la famosa Filosofía de Menfis. Ahora bien, Hegel (en su Filosofía de la historia universal) que fue parte del romanticismo alemán,
apoyó la tesis de que la historia desde la antigüedad se movió del oriente, empezado
por China, luego India, Persa, los griegos, los romanos (del este al oeste) y por
último Europa, que venía a ser el centro
del mundo y por lo tanto la modernidad. Basados en ese pensamiento los de América
Latina veníamos a ser decorados del paisaje mundial. ¿Dónde está América Latina?
No existe. Estamos, pues, fuera de la historia mundial. Por ello, se estudia la edad media como una situación planetaria
cuando la edad media fue un tiempo de oscuridad para Europa. Porque si estudiamos
ese tiempo en el mundo musulmán nos daremos cuenta que los árabes tradujeron de
primera mano a los griegos, crearon las primeras universidades, Bagdad fue el centro
mundial de la ciencia, de la astronomía, del comercio. Para ellos no hubo ni edad
media, ni feudalismo. Esas categorías son sólo europeas.
Quien enseña, entonces, el eurocentrismo
no se da cuenta que antes de existir Europa, por ejemplo en el 300 d. C., ya en
Mesoamérica existía una ciudad (Teotihuacán) tolteca de más de 100 mil personas.
Esa sociedad tenía un inmenso caudal filosófico, civilizatorio. Así que, si enseñamos la visión racista de Hegel enseño
que América Latina no existe, además niego toda su grandeza, sin saber que América
Latina tiene más de 500 grandes filósofos y pensadores de talla mundial. Que
no los leemos, que no los estudiamos, que no los tomamos en cuenta, que los menospreciamos,
ese es un paradigma que está en transformación. No sé si Randall Collins llegue
a enmendar sus errores intelectuales-filosóficos, pero ¿los latinoamericanos seguiremos
alabándolos?
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