domingo, 22 de abril de 2012

PARA QUE TU FE NO FALTE


Escribió el gran poeta peruano César Vallejo: “Hay golpes en la vida tan fuerte… ¡Yo no sé yo!/Golpes como del odio de Dios”. Así expresaba este eximio trovador un hecho humano inalterable: a todos nos toca enfrentarnos con el dolor. Bajo esos sentimientos depresivos el hombre flaquea, cae, se debilita. No obstante, la sabiduría bíblica nos impulsa a trascender esas realidades al proponernos que tomemos en cuenta 4 principios fundamentales. Y esos son justamente los que Jesús de Nazaret compartió con su discípulo más intuitivo: Pedro. Quien tiene fe debe saber que será zarandeado continuamente. Si tienes fe no pierdas tiempo tratando de convencerte que la vida será siempre color de rosa. Las sociedades que huyen de esos retos quedan eunucos de fortaleza. Quien tiene fe debe saber que Jesús comparte sus aflicciones. Como humanos solemos olvidar que Jesús estuvo desamparado, apesumbrado. Pero Jesús ruega por ti, es como tu equipo deportivo favorito, aunque esté perdiendo le das ánimo para que continúe. Quien tiene fe debe saber que si cae, se espera que se levante. No somos infalibles, no somos perfectos, sin embargo quien tiene fe está determinado a lograr sus propósitos. Afirmaba Nicolás Maquiavelo en El Príncipe: “Se mantiene mejor quien se sirvió menos de la fortuna” (Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, PMI, 2008, p. 36). Si el azar te trae todo, no haces esfuerzo para contrarrestar las vicisitudes. Empínate sobre la avalancha de mediocridad y conformismo, levántate y resplandece. Quien tiene fe debe saber que es preciso que fortalezca a sus hermanos. Ser fuerte para ser egoísta y prepotente no es la meta; es compartir la vida, expandirla, hacerla feraz con nuestros hermanos. Para que tu fe no falte: haz que tus hermanos se fortalezcan cada día con tu presencia.

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