viernes, 6 de abril de 2012

DESDE LA QUEBRADA DEL DIABLO

Por Salvador Montoya/Escritor


Me hace sentarme en la silla de su escritorio. En su oficina hay templanza y progreso. Gustavo comparte sus experiencias con una modestia impactante. Él va a la computadora y revisa los números de asistencia al servicio de la iglesia cristiana que dirige. Me confiesa haber sido analfabeta y el haber intentado suicidarse. Se escapó de su casa a la edad de once años. Recuerda también que tenía una tía en la santería y tuvo un hermano sacerdote católico.
-La vida me fue dura Salvador. Por eso quise suicidarme. A los siete años me sacaron de la escuela porque tenía retraso de aprendizaje.
Gustavo me habla como al filo de la navaja. A los 19 años tomó unos cables y completamente ebrio, drogado se fue a la quebrada del diablo a quitarse la vida. Y cuando amarró los cables a su cuello escuchó la voz que le transformó la existencia. La voz le dijo:
-Yo te amo, soy tu Dios.
La misma voz le dijo que fuera a su casa. Y le dijo que buscara en una gaveta, y allí había un libro. Y cosas hermosas que le dijo la voz, luego un amigo que llegó de repente, leyó -donde Gustavo marcó en la Biblia- lo mismo que la voz le había dicho. Y Gustavo de esas experiencias espirituales aprendió a leer y a escribir. Hoy es un pastor exitoso.
-Sé de donde vengo y quien me dio una vida nueva.
Y nos abrazamos convencidos de ese amor divino.

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