martes, 18 de diciembre de 2012

CRÍTICA A VENEZOLANA DE TELEVISIÓN (VTV)


Por Salvador Montoya/Escritor
Lo decía con maestría el escritor español Baltasar Gracián: “Todo este universo se compone de contrarios y se concierta de desconciertos” (Baltasar Gracián, El criticón, Buenos Aires, Ediciones Orbis, 1982, p.31). Quien ejercita su humanidad camina por los ámbitos de la crítica. En el caso presente el enfoque está definido sobre VTV (Venezolana de Televisión), canal del Estado venezolano. Vivir en una democracia participativa y protagónica es merecer y trabajar por unos medios de comunicación bajo esa premisa. Como televidente y ciudadano activo destaco tres cosas (la crítica) de la cuales carece en ciertas formas este canal, que se hace llamar de todos los venezolanos.
Primero, un medio participativo y protagónico debe pasar noticias de sucesos. Quizás no lo hacen porque no quieren parecer amarillistas, sin embargo, excluirles al ciudadano la inseguridad en las calles (además eventos que ocurren en cualquier país, la inseguridad está en todos lados) es una forma mezquina de irrespetar la inteligencia del usuario. No se pide exaltación de la muerte ni necrofilias con imágenes sangrientas ni sonidos de balaceras. Se piden las noticias y su exhortación a superarlas.
Segundo, un medio participativo y protagónico debe colectivizar el diálogo, la denuncia y el análisis de los acontecimientos del país. Más allá de los analistas, periodistas, intelectuales, expertos que se entrevistan y disertan, se precisa la participación de líderes populares, barriales. No en llamadas breves o simplemente denunciando sino como interlocutores válidos para la formación de ideas claras sobre nuestra contemporaneidad. Ellos conocen al país también.
Y por último, un medio participativo y protagónico ejerce la denuncia continuamente. Se raya en lo ridículo repetir tanto que estamos en una guerra informativa, que tergiversan los mensajes pero la denuncia tiene el poder de hacer frente a la realidad que queremos cambiar. La denuncia debe fomentar espacios culturales, humor, sarcasmo, programas educativos, música. Afirma Luis Britto García: “Numerosos son los derechos que tiene que conquistar el venezolano real para igualarse con el pueblo mítico que describe la Constitución. Acaso el primero de ellos sea el derecho de nombrarse a sí mismo” (Luis Britto García, Elogio del panfleto y de los géneros malditos, Caracas, Fundarte, 2012, p.131). Y quien se nombra a sí mismo se critica constructivamente y colectivamente.     

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