jueves, 9 de febrero de 2012

TRANSFORMADOR DE MUCHEDUMBRES

Por Salvador Montoya/Escritor


De cierto, de cierto os digo: El que
Cree en mí, las obras que yo hago,
También él las hará; y mayores que
Éstas hará, porque yo voy al Padre
Jesús de Nazaret
Juan 14.12

Necesitamos ser personas con sentido de historia porque sólo a través de esa conciencia decidimos sobre nuestra independencia. Escribe el filósofo español Agustín González Gallego que: “La conciencia moral es, pues, también conciencia social, conciencia política” (Agustín González Gallego, Antropología filosófica, Barcelona, Montesinos Editor, 1987, p. 104). Una vida sin destino firme y determinado caerá bajo las riendas de la mentira y la desidia. Jesús de Nazaret nos enseña en estos principios emanados de su sabiduría infinita que todo aquel que le sigue y está apasionado por un mundo mejor y tener una vida próspera, abundante y de calidad está llamado a ser un transformador de muchedumbres. Y para ser un transformador de muchedumbres debemos activarnos en 4 ángulos indispensables:
El mundo de la fe. Juan Rulfo nos habla en su novela magistral sobre “un mundo alrededor de la esperanza” (Juan Rulfo, Pedro Páramo, Bogotá, Editorial La Oveja Negra, 1987, p. 7). Por eso, cuando nos referimos a la fe, no hacemos referencia a una cosa esotérica o mística o metafísica, afirmamos que es la condición sine qua non para estremecer las estructuras que apoyan el nihilismo y fortalecer nuestras potencialidades del gran presente y de gran futuro.
El hombre de las victorias definitivas. Jesucristo es el símbolo de aquel que quiere derrotar aquellas cosas que perturban que el hombre sea más humano. Siguiéndole todo será posible, nada nos podrá vencer. Geza Vermes estima sin tapujos: “…ningún estudioso objetivo e ilustrado de los Evangelios dejará de advertir la incomparable superioridad de Jesús” (Geza Vermes, Jesús el judío, Barcelona, Muchnick Editores, 1984, p. 236).
Productor de prodigios. Al que se persuade de estas verdades irreversibles produce en los lugares donde se mueve revoluciones, maravillas, cambios y horizontes. La diferencia entre Doña Bárbara y esta generación es que su horizonte no se lo tragará la barbarie.
Proezas que trascienden. Jesucristo manifestó que cosas mayores hará aquel que no se deja atrapar por la incredulidad, por el temor, por la cobardía, por la dejadez.
Por lo tanto, la audacia de nosotros incide en el carácter y en los hechos de nuestra generación. Activemos pues nuestras virtudes y hagamos proezas.

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