domingo, 4 de noviembre de 2012

GENERACIÓN


Por Salvador Montoya/Escritor

Cada generación es un termómetro cultural de lo que somos, de la calidad humana que hemos desarrollado. Mi generación –la más allegada por haber compartido espacios vivenciales en la adolescencia- está fundada en certezas y contradicciones comunes, y con una pasión inmensa por fructificar nuestras capacidades individuales y colectivas. Nombraré 7 personas –por brevedad pues hay muchos más- quienes son símbolos de mi generación más próxima. EL JAZZISTA: Se llama Rodney Mora. Su talento musical es incuestionable. Educado por una madre soltera inteligente. Rodney, con su galantería y audacia, se hizo su camino y estudió jazz y vive en Morehead, USA. No olvido que me dijo: O soy músico o me muero. LA GUAPA: Toda belleza es verdadera si es inteligente. Nuestra guapa lleva por nombre Patricia Luna y le hace honor a ese apotegma principal. De una feminidad muy astuta. Profesional en administración empresarial. Tener donaire es ser feliz. Y ella lo tiene. EL VOCALISTA: Viajar es querer conocerse a sí mismo. Rodrigo Hernández lo ha hecho. Profesional en dos carreras afines. Vocalista de una banda de rock. Intuitivo, el tiempo viaja en sus esperanzas. EL ABOGADO: Pudo ser un buen deportista. Es muy sarcástico y radical. Manuel Guillén trabaja en una empresa del Estado venezolano. Líder en ella. Su vena literaria atraviesa sus prospectivas y sus andares. Es abogado. EL TALENTOSO: Hacía música, habla persa e inglés. Maneja muy bien las compras en la empresa donde labora. De una callada rebeldía. El talento lo hizo ser audaz y paradójico, es decir, conoce lo que es ser incomprendido. Freddy Romero lleva consigo la moneda de lo venezolano. LA DELICADA: Ella siempre quiso vivir en USA. Ambiciosa, perfeccionista, glamurosa. Lisset Hernández asumió su american way of life y se casó con un gringo. Canta, baila y enseña en Atlanta su castellano vacilante. LA FLAUTISTA: Inteligencia femenina al servicio de la música. Profesora de flauta y ejecutante de calidad creciente. Bárbara Bolívar vive y piensa en solfeos. Escribe poemas budistas. Estudiamos juntos, es decir, sabemos que hay locuras cuerdas.
Los 7 nombrados como los demás son el dream team de la utopía cierta. Y yo, el ignorante.

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