martes, 6 de noviembre de 2012

ACTIVISTAS DE LA ESPERANZA

Por Salvador Montoya/Escritor


Si estamos en la universidad es porque hay que leer, hay que estudiar, hay que cultivar el conocimiento de la humanidad. Hay que comprender lo que han dicho pensadores y filósofos como Foucault, Heidegger, Morin, Maffessoli, Kierkegaard, Sartre, Habermas, Dussel, Mignolo, Simón Rodríguez, Ludovico Silva, Paulo Freire, Lipovetsky, Maturana. Pero a la par no debemos temerle ni tener pruritos de comprender y meterle el pecho a los barrios nuestros. A reconocer con todas sus incertidumbres y aciertos a las gentes que viven en Carrasquelero, Vicario, Veritas, Ricardo Montilla, Tacope, Misión Abajo, La Ciudadela, La Perolera, Nicaragua, Francisco de Miranda, Cañafistola. Quien no reconoce los potenciales de su barrio pero se atiborra de Morin y de Aristóteles sólo será un engreído, un hombre de saberes inútiles. Quien estudia a Foucault pero le da asco trabajar codo a codo con Vicario o con Las Dinamitas no es un genuino activista de la esperanza y de la venezolanidad.
De Lazo Martí aprendemos eso. Una conciencia humanística lúcida. Él escribió en su séptimo canto de su Silva Criolla: “Sin amor, sin deber ¿qué la existencia?/¡Es tiempo aún de combatir!”. En otras palabras, la vida es amor. La travesía de Lazo Martí haciendo su trabajo de médico por Bruzual, Puerto Nutrias, Dolores, Libertad hace ciento y tantos años atrás es un adelanto a Barrio Adentro. Quien hace esa obra humanitaria actúa por amor. Pero además, la vida es deber. Para Lazo Martí impulsar a que un amigo suyo Carlos Madera se hiciera médico no es lo ejemplar. El problema fue que se hizo enemigo de la sociedad calaboceña porque ese amigo era negro. Ese hecho habla de su nivel de compromiso. De allí que la vida también es combate. Quien vive para tener una mejor vida, debe saber que el éxito de los otros también es su éxito.
Extracto del Discurso en la Unerg-Cátedra Libre, 06/11/12 

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