Si estamos
en la universidad es porque hay que leer, hay que estudiar, hay que cultivar el
conocimiento de la humanidad. Hay que comprender lo que han
dicho pensadores y filósofos como Foucault, Heidegger, Morin, Maffessoli,
Kierkegaard, Sartre, Habermas, Dussel, Mignolo, Simón Rodríguez, Ludovico
Silva, Paulo Freire, Lipovetsky, Maturana. Pero a la par no debemos temerle ni
tener pruritos de comprender y meterle el pecho a los barrios nuestros. A
reconocer con todas sus incertidumbres y aciertos a las gentes que viven en
Carrasquelero, Vicario, Veritas, Ricardo Montilla, Tacope, Misión Abajo, La Ciudadela , La Perolera , Nicaragua,
Francisco de Miranda, Cañafistola. Quien
no reconoce los potenciales de su barrio pero se atiborra de Morin y de
Aristóteles sólo será un engreído, un hombre de saberes inútiles. Quien
estudia a Foucault pero le da asco trabajar codo a codo con Vicario o con Las
Dinamitas no es un genuino activista de la esperanza y de la venezolanidad.
De Lazo Martí aprendemos eso. Una conciencia
humanística lúcida. Él escribió en su séptimo canto de su Silva Criolla: “Sin amor, sin
deber ¿qué la existencia?/¡Es tiempo aún de combatir!”. En otras palabras,
la vida es amor. La travesía de Lazo Martí haciendo su trabajo de médico por
Bruzual, Puerto Nutrias, Dolores, Libertad hace ciento y tantos años atrás es
un adelanto a Barrio Adentro. Quien hace esa obra humanitaria actúa por amor.
Pero además, la vida es deber. Para Lazo Martí impulsar a que un amigo suyo
Carlos Madera se hiciera médico no es lo ejemplar. El problema fue que se hizo
enemigo de la sociedad calaboceña porque ese amigo era negro. Ese hecho habla de su nivel de compromiso. De allí que la
vida también es combate. Quien vive para
tener una mejor vida, debe saber que el éxito de los otros también es su éxito.
Extracto del
Discurso en la
Unerg-Cátedra Libre , 06/11/12
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