miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?


Por Salvador Montoya/ Escritor
En un pasaje bíblico sobre Jesús de Nazaret se relata que un experto en la ley queriéndose justificar a sí mismo ante Cristo, que su conducta era intachable, le inquirió entonces diciéndole: ¿y quién es mi prójimo? Tal pregunta condujo a Jesús a narrar una de sus más agresivas parábolas: la del buen samaritano. La moraleja de ella es contundente: sólo se puede vivir en amor compadeciéndote de tu prójimo. Para el Salvador del Mundo la religiosidad, los títulos académicos, los logros sociales no sobrepasan el hecho de vivir en ayuda inequívoca a tu prójimo. Tu prójimo es tu felicidad. Lo que escribió Sartre en su famoso drama: El infierno son los otros, es el estado pernicioso que el mensaje cristocéntrico busca con ahínco evitar. En nuestra cultura occidental por siglos se les ha enseñado a la gente a ser feliz por sufrimiento, por afán de obtener bienes materiales o por simplemente hacer lo que le venga en gana. Y estructurada esa indiferencia, esa dejadez criminal se invaden países proclamando que se hace en nombre de la democracia; oligarquías vituperan a sus compatriotas porque éstos defienden sus derechos al buen vivir. ¿No puedes amar a tu prójimo porque es pobre o mulato o negro o musulmán o ateo o marginal? Walt Whitman escribió: “Aquel que camina una sola legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral”. Tu prójimo no es la caricatura mediática del american way of life o la insipidez del eurocentrismo. Tu prójimo es la vida que compartes con los que rodean tu existir, ellos le dan sentido a lo que eres, son tus presentes. Perderlos, es perderte a ti mismo.
salvadormontoya86@gmail.com
(Extracto de conferencia matutina en Hefzibá, Calabozo, 18/09/2011)

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